El pie diabético es producido por patologías secundarias asociadas que hacen a los pies más propensos a úlceras o laceraciones. Estas lesiones pueden empeorar rápidamente y avanzar a cuadros tan graves como la amputación del pie, ya que se produce la muerte del tejido por falta de flujo sanguíneo o infección.

Los altos niveles de glucosa en la sangre afectan el sistema inmune, limitando así la capacidad de los glóbulos blancos para llegar a la infección. También produce isquemia periférica, que es el fallo de circulación en la sangre.

Además, puede generar neuropatía, el daño en los nervios del cuerpo que pierden sensibilidad, especialmente los de las piernas y los pies.

Todas estas complicaciones contribuyen al llamado pie diabético. La buena noticia es que hay muchas formas de cuidarse para prevenirlo. De hecho, es probable que este cuidado sea la razón por la que en los últimos 20 años han disminuido las amputaciones en pacientes con diabetes en un 50%

10 formas de ayudar a prevenir el pie diabético

1. Mantén un control regular con el podólogo

El paciente debe acudir de forma regular al podólogo para cuidar la salud integral del pie. Este profesional es la primera línea de atención para prevenir y también para tratar heridas en los pies.

De hecho, lo ideal es que sea este profesional quien corte las uñas para evitar que se encarnen, rompan la piel y produzcan infecciones.

También debes acudir al podólogo si hay resequedad extrema, uñas largas, deformadas o maltratadas, heridas visibles u otra lesión.

2. Lleva un control con tus médicos

Una glucosa controlada ayuda a que el sistema inmunitario pueda combatir mejor las infecciones. Por eso es vital que los pacientes con diabetes se mantengan compensados.

Además del control regular con el endocrino y nutricionista, es importante que el paciente con diabetes visite al cirujano cardiovascular pues es una especialidad médica indispensable en el cuidado de los pies debido a que, si hay bajo flujo sanguíneo, las curaciones que realice el podólogo no funcionarán.

3. Evalúa la biomecánica de tus pies

Las callosidades más frecuentes están relacionadas con la biomecánica del pie, esta se analiza a través del estudio de la estructura de huesos, músculos y tendones del tobillo y del propio pie para prevenir la aparición de úlceras.

Es decir, los expertos usan tecnología para demorar la aparición de las heridas, las cura o hace que nunca aparezcan. Por ejemplo, hay pacientes que sobrecargan una parte del pie por una pisada defectuosa y en esta zona puede salir una herida.

En este caso, la biomecánica permite saber a dónde llevar ciertas cargas o presiones del pie para hacer que la herida demore en aparecer.

4. Revisa tus zapatos diariamente

Debes meter la mano en los zapatos para revisar el estado y la condición de las plantillas. Asegúrate de que la suela se encuentre lisa y sin clavos u otro objeto que pueda causar un corte en el pie.

Una plantilla deforme con los cuadrados que se marcan en la suela por el uso; o zapatos con relleno de periódico en su parte interior, no benefician al paciente y se deben desechar.

5. Lava los pies con agua y jabón

Como otros pliegues del cuerpo, los entrededos suelen ser olvidados al momento de realizar el aseo del cuerpo.

Esto produce que en estos pliegues se acumule humedad, se generen hongos y salga la úlcera. Por eso, el aseo de los pies debe realizarse de forma meticulosa, prestando especial atención a los entrededos y usando un jabón PH neutro.

6. Seca bien los pies

Cuando no secas bien los pies, estos se convierten en un ambiente propicio para los hongos que, a su vez, producen la ruptura de la piel.

Además, debes eliminar el uso de las toallas, ya que, incluso tras lavarlas, en ellas permanecen los hongos, las bacterias y otros agentes patógenos. Lo ideal es usar papel toalla que puedas desechar luego de secar tus pies.

7. Hidrata los pies

Debes hidratar los pies a diario con una crema de grado médico adecuada al nivel de resequedad que presentes.

Este producto debe ser prescrito por un podólogo o un endocrinólogo, ya que tiene altos porcentajes de fármacos que pueden generar lesión a uno u otro paciente dependiendo de sus características.

8. Usa el zapato adecuado

Fíjate en el ancho y no tanto en el largo del calzado. Un zapato ancho evita las fricciones en el borde lateral del pie, y, por ende, las heridas, los callos, etc.

Asegúrate de que el zapato sea de spandex y de tela compresiva, como las zapatillas de correr. Evita los zapatos de cuero, debido a que es un material rígido que puede generar fricción y rozaduras.

Tampoco son convenientes los zapatos de plástico, ya que es un material propicio para generar humedad, hongos y heridas.

9. Usa las medias adecuadas

Si es posible, usa medias para diabéticos, puesto que estas no aprietan permitiendo que tus pies permanezcan holgados y cómodos.

En caso de no tener estas medias, usa las medias al revés para evitar que el borde de la costura te ocasione fricciones que generen heridas.

Igualmente, asegúrate de que tus medias sean de colores claros. Así, de existir una herida, se hará visible cuando la media se manche.

10. No camines descalzo

Protege tus pies de cualquier cosa que pueda causarle daño y evita caminar descalzo, así sea por tu casa y por un breve momento. Tampoco lo hagas en zonas de piscinas y playas.

Sigue estas recomendaciones y recuerda, si has recibido el dianóstico de diabetes no dejes la salud de tus pies en segundo plano. Acude a un podólogo profesional con frecuencia y cuida tus pies como se lo merecen para evitar complicaciones.

BIBLIOGRAFÍA:

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