Los sentidos —vista, oído, gusto, olfato y tacto— son las herramientas naturales que nos conectan con el mundo y nos permiten interpretarlo. Para los niños, que son exploradores por naturaleza, los sentidos son la puerta de entrada a nuevas experiencias, aprendizajes y emociones.
Estimularlos desde temprana edad no solo fortalece su desarrollo cognitivo, sino que también potencia sus habilidades sociales, emocionales y motoras. A través de actividades creativas y divertidas, los padres pueden ayudar a sus hijos a descubrir el mundo de una manera más rica y significativa.
Los sentidos son sistemas biológicos que nos permiten percibir y procesar información del entorno. Cada uno cuenta con órganos receptores especializados que captan estímulos y los envían al cerebro a través de nervios sensitivos. El cerebro interpreta esta información y genera respuestas que nos ayudan a interactuar con el mundo.
• Vista: A través de los ojos, percibimos luz, formas, colores, tamaños y distancias.
• Oído: Gracias al oído, detectamos sonidos, identificamos su origen y nos comunicamos.
• Gusto: La lengua y sus papilas gustativas nos permiten diferenciar sabores dulces, salados, ácidos y amargos.
• Olfato: La nariz capta aromas y los asocia con recuerdos y emociones.
• Tacto: La piel y sus receptores nos permiten sentir texturas, temperaturas y presiones.
La estimulación sensorial es clave para el desarrollo integral de los niños. Entre sus beneficios se encuentran:
• Desarrollo cognitivo: Favorece la memoria, la atención y la resolución de problemas.
• Habilidades motoras: Mejora la coordinación y el control de movimientos.
• Lenguaje y comunicación: Amplía el vocabulario y la comprensión del entorno.
• Regulación emocional: Ayuda a identificar y gestionar emociones.
• Creatividad: Fomenta la imaginación y la capacidad de crear.
A continuación, encontrarás ideas de juegos y ejercicios para estimular cada uno de los cinco sentidos. Incluyen materiales, edad recomendada y objetivos de aprendizaje.
• Juego de sombras:
• Materiales: Lámpara de luz tenue, objetos o recortes, lienzo o pared blanca.
• Edad recomendada: Desde 3 años.
• Objetivo: Desarrollar la percepción visual y la creatividad.
• Instrucciones: Proyecta sombras con diferentes objetos y deja que los niños inventen historias con las siluetas.
• Burbujas de colores:
• Materiales: Jabón líquido, agua, pinturas de colores, papel grande.
• Edad recomendada: Desde 4 años.
• Objetivo: Estimular la percepción de colores y la motricidad fina.
• Instrucciones: Soplar burbujas sobre el papel para crear patrones artísticos.
• Sigue el sonido:
• Materiales: Despertador o juguete sonoro.
• Edad recomendada: Desde 3 años.
• Objetivo: Mejorar la orientación auditiva.
• Instrucciones: Esconde el objeto y que el niño lo encuentre guiándose solo por el sonido.
• Sonidos misteriosos:
• Materiales: Bolsas opacas con objetos sonoros (cascabel, frijoles, papel arrugado).
• Edad recomendada: Desde 4 años.
• Objetivo: Identificar sonidos y asociarlos con objetos.
• Desafío de sabores:
• Materiales: Alimentos dulces, salados, ácidos y amargos.
• Edad recomendada: Desde 4 años.
• Objetivo: Reconocer y clasificar sabores.
• Instrucciones: Con los ojos vendados, probar y adivinar el sabor.
• Cocina creativa:
• Materiales: Ingredientes variados.
• Edad recomendada: Desde 3 años (con supervisión).
• Objetivo: Explorar sabores, texturas y olores mientras se cocina.
• Frascos de olores:
• Materiales: Frascos con vainilla, canela, café, etc.
• Edad recomendada: Desde 3 años.
• Objetivo: Ampliar el repertorio olfativo y la memoria sensorial.
• Juego de cocina:
• Materiales: Ingredientes aromáticos.
• Edad recomendada: Desde 3 años.
• Objetivo: Asociar aromas con alimentos y emociones.
• Camino de texturas:
• Materiales: Papel, lana, arena, agua, telas.
• Edad recomendada: Desde 3 años.
• Objetivo: Reconocer texturas y estimular la percepción táctil.
• Arte con lana:
• Materiales: Lana de colores, papel adhesivo.
• Edad recomendada: Desde 4 años.
• Objetivo: Desarrollar la creatividad y la motricidad fina.
• Supervisar siempre las actividades, especialmente si incluyen objetos pequeños.
• Adaptar la dificultad según la edad y habilidades del niño.
• Usar un lenguaje descriptivo para enriquecer el vocabulario.
• Permitir que los niños experimenten libremente, sin miedo a ensuciarse.
• Repetir las actividades para reforzar el aprendizaje.
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