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El cuidar a una persona que está enferma o pasando por un proceso de rehabilitación, requiere de un gran esfuerzo y, en consecuencia, origina un desgaste no sólo físico sino también emocional. Por lo general, esto sucede en las personas que tienen a su cargo a pacientes o gente que depende de él.
 
En la mayoría de los casos, el cuidador suele ser un familiar directo quien, además de llevar adelante su trabajo y compromisos, asume la responsabilidad del cuidado de la salud de otro.
 
Esta situación, independientemente del vínculo afectivo que existe, puede generar una serie de escenarios estresantes tales como temor por olvidar una medicación, ansiedad por querer calmar algún el dolor o sufrimiento de su paciente o familiar y el manejo del dolor, el sufrimiento y el pánico que puede presentar el cuidador a que su paciente deje de comer, originando un desgaste físico y mental que lo sobrepasa.
 
Frente a un panorama en el que la salud y el bienestar del paciente es prioridad, los cuidadores suelen colocarse en un segundo plano. Esto enfatiza su agotamiento llegando a estados de estrés crónicos, desencadenando la aparición de síntomas propios del síndrome de desgaste, como cambios en el estado de ánimo, desmotivación, agotamiento mental, dolor y rigidez muscular, falta de energía y menor rendimiento, problemas gastrointestinales, además de la afectación emocional.
 
Los cuidadores también tienen derecho a ser cuidados
 
Los cuidadores y las personas que se encuentran en su entorno deben estar conscientes de su estado de salud y bienestar, y actuar en función a ellos. Por ello, a manera de guía, establecemos una serie de recomendaciones con el objetivo de cuidar de quienes tienen la responsabilidad de velar por la salud de otros:
 
    • Evita llegar al agotamiento extremo: frente al cuidado de otra persona, puedes experimentar momentos de cansancio. Por ello, es importante que seas consciente de ello y puedas planificar momentos de esparcimiento y relajación que te permitan revitalizar tu cuerpo y mente, y recuperar energía.
 
    • Fomenta la autonomía del dependiente: en algunos casos, por temor o desconocimiento, el cuidador suele realizar acciones o actividades que la otra persona puede realizar por sí mismo. Fomenta que tu paciente o familiar realice, a su ritmo, todas las actividades que pueda por sí mismo. Recuerda contar con la asesoría de un médico o especialista, en caso de ser necesario. 
 
    • Busca lugares de contención: si estás a cargo de los cuidados de una persona, puedes experimentar sensaciones de frustración o angustia, por lo que es recomendable que busques pares o familiares con quienes puedas compartir experiencias. Muévete y busca un espacio en el que puedas sentirte acompañado y reconfortado.
 
    • Permítete pedir ayuda: cuando se identifican estados prolongados de cansancio o irritabilidad, es recomendable que solicites ayuda, ya sea a otros familiares o bien, a profesionales.
 
    • Ocúpate de ti mismo: en muchos casos, las personas que deben cuidar a otras suelen olvidarse de sus propias necesidades. En estas situaciones, donde uno puede presentar un desajuste en la alimentación o bien, problemas para asimilar los alimentos debido al estrés, puedes sumar a tu alimentación alimentos como Ensure®, que puedan aportar los nutrientes necesarios.
 
    • Realiza ejercicio físico: como cuidador, debes ser consciente de que te expones a situaciones que pueden desgastarte, por tal motivo, es conveniente que incluyas ejercicio físico y actividades de relajación en tu día a día, que le permitan a tu cuerpo y a tu mente liberar tensiones. ¡Muévete y elimina el estrés!
 
    • Planifica tu tiempo: ordenar la rutina y contemplar los momentos de dispersión y descanso en ella harán que puedas equilibrar tus emociones. El hecho de prever un espacio de esparcimiento, habiendo asegurado a alguien que te releve en el cuidado, te permitirá disfrutar de este tiempo sin culpas ni presiones.
 
    • Intercambia horarios: es importante que puedas tener tiempos de descanso para recuperarte. Esto lo puedes lograr hablando con tus familiares y llegando a un acuerdo para cuidar a la persona enferma en diferentes días y turnos, intercalando a los cuidadores para no exponerlos a largas jornadas que los lleven a un desgaste físico y mental.   
 
    • Apóyate de un profesional: recuerda que estar al cuidado de una persona implica brindar apoyo, pero no que puedas resolver todos los problemas de salud que puedas enfrentar. Ante ellos, es recomendable que cuentes con la asesoría de un profesional que te ayude a tratarlos y superarlos.
 
    • Reduce factores de riesgo: existen diversas formas en las que puedes recibir ayuda, que te pueden ayudar a reducir el estrés. Una manera de apoyar a la persona enferma y al cuidador es contar con una cuenta en común que les permita solventar los gastos y evitar problemas financieros. 
 
Recuerda que no estás solo, si te encuentras cumpliendo un rol de cuidador, estás haciendo lo mejor para tu paciente y para ti.

 

 

BIBLIOGRAFÍA

 

1. Supercuidadores. (s.f.). El síndrome del cuidador quemado: síntomas psicológicos. https://cuidadores.unir.net/informacion/cuidador/cuida-tu-mente/123-el-sindrome-del-cuidador-sintomas-psicologicos

2. Mayo Clinic (2020). Estrés de las personas encargadas del cuidado: Consejos para cuidarte a ti mismo. https://www.mayoclinic.org/es-es/healthy-lifestyle/stress-management/in-depth/caregiver-stress/art-20044784