La nutrición en la infancia es un pilar fundamental para garantizar un crecimiento y desarrollo óptimos. A partir de los 24 meses, los niños requieren una alimentación variada y equilibrada que les proporcione todos los nutrientes esenciales para fortalecer su sistema inmunológico, favorecer el desarrollo físico y mental, y establecer hábitos alimenticios saludables que perduren toda la vida.
Una buena nutrición:
Favorece el crecimiento físico: Proporciona los nutrientes necesarios para el desarrollo de huesos, músculos y órganos.
Fortalece el sistema inmunológico: Ayuda a prevenir enfermedades y a recuperarse más rápido de infecciones.
Mejora el desarrollo cerebral: Nutrientes como los ácidos grasos omega-3 favorecen la memoria, la concentración y el aprendizaje.
Aporta energía y vitalidad: Permite que los niños participen activamente en sus actividades diarias.
Forma hábitos saludables: La infancia es el momento clave para establecer rutinas alimenticias que se mantendrán en la vida adulta.
Función: Construcción y reparación de tejidos, desarrollo muscular y producción de enzimas y hormonas.
Fuentes: Carnes magras, pescado, huevos, legumbres, lácteos.
Porción recomendada: 2 a 3 porciones al día (por ejemplo, 60-90 g de carne o pescado, 1 huevo).
Función: Principal fuente de energía para el cuerpo y el cerebro.
Fuentes: Cereales integrales, arroz, pasta, pan integral, papa, camote, frutas.
Porción recomendada: 3 a 5 porciones al día.
Función: Desarrollo del cerebro y absorción de vitaminas liposolubles (A, D, E, K).
Fuentes: Aguacate, aceite de oliva, frutos secos, semillas, pescado azul.
Porción recomendada: 1 a 2 porciones al día.
Función: Regulación de procesos corporales, fortalecimiento del sistema inmune y desarrollo óseo.
Fuentes:
Vitamina A: zanahoria, camote, espinaca.
Vitamina C: cítricos, kiwi, fresas.
Vitamina D: pescado, huevos, lácteos fortificados.
Calcio: leche, yogur, queso.
Hierro: carnes magras, lentejas, espinaca.
Frutas y verduras: 5 porciones al día, variadas en color y tipo.
Proteínas magras: Pollo, pescado, huevo, legumbres.
Cereales integrales: Pan integral, avena, arroz integral, quinua.
Lácteos bajos en grasa: Leche, yogur, queso fresco.
Grasas saludables: Aguacate, aceite de oliva, frutos secos (en niños que puedan masticarlos sin riesgo).
Ejemplo de menú diario:
Desayuno: Avena con leche y plátano.
Media mañana: Yogur natural con fresas.
Almuerzo: Arroz integral, pollo a la plancha, ensalada de tomate y zanahoria.
Merienda: Rodajas de manzana con mantequilla de maní.
Cena: Puré de camote, pescado al horno, brócoli al vapor.
Presentar los alimentos con formas creativas, colores vivos y combinaciones atractivas puede motivar a los niños a probar nuevos sabores.
Permitir que ayuden a lavar frutas, mezclar ingredientes o elegir recetas fomenta su interés por la comida saludable.
Mantener un horario fijo para las comidas ayuda a regular el apetito y evita el consumo excesivo de snacks poco saludables.
Reducir el consumo de productos altos en azúcares añadidos, grasas saturadas y sodio.
Ofrecer pequeñas porciones y repetir la exposición varias veces para aumentar la aceptación.
• Sistema inmune fortalecido: Vitaminas A, C y D ayudan a prevenir enfermedades.
• Desarrollo físico óptimo: Proteínas y minerales fortalecen huesos y músculos.
• Mayor energía: Carbohidratos complejos proporcionan energía sostenida.
• Desarrollo cerebral: Omega-3 y otros nutrientes favorecen la función cognitiva.
• Hábitos saludables de por vida: Una buena alimentación en la infancia se traduce en mejores elecciones alimenticias en la adultez.
Asegura el crecimiento y desarrollo óptimo de tu hijo con una nutrición adecuada. Consulta con un pediatra o nutricionista para obtener recomendaciones personalizadas y descubre cómo Abbott Contigo puede ayudarte en esta etapa, brindando información y productos que apoyan la salud y bienestar de los más pequeños.
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La nutrición de los niños es clave para su crecimiento, desarrollo y bienestar integral. Una dieta equilibrada y rica en nutrientes sienta las bases para una vida saludable. Es esencial fomentar hábitos alimenticios saludables desde temprana edad y ofrecer opciones nutricionales apropiadas para los niños. Con Similac® 3, que contiene mezcla de 5 HMOs** y sin sacarosa, los padres cuentan con una herramienta adicional para brindar a sus hijos una buena nutrición.
*Human Milk Oligosaccharides por sus siglas en inglés.
**2'-fucosil lactosa, lacto-N-tetraosa, 3-fucosil lactosa, 6'-sialil lactosa, 3'-sialil lactosa. Similac® 3 no es ni intenta ser un sucedáneo de la leche materna. Es para niños mayores a 2 años.