Una dieta balanceada es la base para que los niños crezcan sanos, fuertes y con energía para aprender, jugar y desarrollarse plenamente. No se trata solo de darles de comer, sino de ofrecerles alimentos variados, nutritivos y en las cantidades adecuadas para su edad y nivel de actividad física.
En un mundo donde las comidas rápidas y los productos ultraprocesados están al alcance de la mano, es más importante que nunca que los padres y cuidadores se comprometan a formar hábitos alimenticios saludables desde la infancia. Esto no solo impacta en la salud física, sino también en el bienestar emocional y en la prevención de enfermedades a largo plazo.
Para lograr que los niños tengan una dieta equilibrada, es necesario combinar alimentos de todos los grupos, controlar las porciones y fomentar hábitos saludables en casa. La clave está en la constancia y en el ejemplo que los adultos les damos.
Una dieta balanceada:
• Favorece el crecimiento y desarrollo de huesos, músculos y órganos.
• Mejora la concentración y el rendimiento escolar.
• Refuerza el sistema inmunológico, reduciendo el riesgo de enfermedades.
• Ayuda a mantener un peso saludable.
• Establece hábitos alimenticios que perdurarán en la vida adulta.
Además, enseñar a los niños a comer bien desde pequeños les da herramientas para tomar decisiones saludables en el futuro, incluso fuera de casa.
Son la base de una alimentación saludable, aportando vitaminas, minerales, antioxidantes y fibra. 
Porciones recomendadas: Al menos 5 porciones al día, combinando diferentes colores y tipos. Ejemplos: 
• Rodajas de manzana o pera como snack.
• Zanahoria y pepino en bastones para la merienda.
• Ensaladas variadas en el almuerzo y la cena.
Beneficios: Mejoran la digestión, fortalecen las defensas y ayudan a prevenir enfermedades crónicas.
Incluyen pan integral, arroz integral, avena, quinua, pasta integral y camote. 
Porciones recomendadas: 3 a 5 porciones al día, según la edad y actividad física. 
Beneficios: Proporcionan energía sostenida y fibra para la salud intestinal.
Pueden ser de origen animal (pollo, pescado, carne magra, huevo) o vegetal (lentejas, frijoles, garbanzos, soya). 
Porciones recomendadas: 2 a 3 porciones al día. 
Beneficios: Favorecen el crecimiento muscular, la reparación de tejidos y el desarrollo cerebral. 
Incluyen leche, yogur y queso bajos en grasa, así como bebidas vegetales fortificadas. 
Porciones recomendadas: 2 a 2 ½ tazas al día. 
Beneficios: Aportan calcio y vitamina D para huesos y dientes fuertes. 
Provienen de aceites vegetales (oliva, canola, girasol), aguacate, frutos secos y semillas. 
Porciones recomendadas: 1 a 2 porciones al día. 
Beneficios: Ayudan al desarrollo cerebral y a la absorción de vitaminas liposolubles. 
Las necesidades nutricionales varían según la edad y el nivel de actividad física:
• Niños de 2 a 4 años: 1000 a 1400 kcal/día.
• Niños de 5 a 8 años: 1200 a 1800 kcal/día.
• Niños de 9 a 13 años: 1600 a 2200 kcal/día.
En todos los casos, se recomienda que la mitad del plato esté compuesta por frutas y verduras, un cuarto por proteínas y un cuarto por cereales integrales, acompañados de una porción de lácteos.
Los snacks o meriendas son una oportunidad para sumar nutrientes a la dieta diaria. Algunas ideas son:
• Rodajas de manzana con yogur natural y granola.
• Bastones de zanahoria y apio con hummus.
• Pan integral con queso fresco bajo en grasa.
• Yogur natural con trozos de fruta.
• Puñado de nueces o almendras (en niños que ya puedan masticarlas sin riesgo).
Consejo: Evita snacks ultraprocesados como papas fritas, galletas con relleno o bebidas azucaradas.
• Dar el ejemplo: Los niños imitan lo que ven. Si los padres comen saludable, ellos también lo harán.
• Comer en familia: Favorece la comunicación y refuerza los hábitos saludables.
• Involucrar a los niños: Dejar que participen en la elección y preparación de los alimentos aumenta su interés por probarlos.
• Evitar presionar para comer: Permitir que los niños regulen su apetito les ayuda a reconocer las señales de hambre y saciedad.
• Limitar el tiempo frente a pantallas: Comer frente a la televisión o dispositivos electrónicos puede llevar a comer en exceso.
• Sustituir bebidas azucaradas por agua o infusiones sin azúcar.
• Usar aceite de oliva o canola en lugar de mantequilla o margarina.
• Reducir la sal en las comidas y evitar tener el salero en la mesa.
• Elegir cereales integrales en lugar de refinados.
• Limitar postres y dulces a ocasiones especiales.
Asegura que tus hijos estén recibiendo todos los nutrientes que necesitan para crecer fuertes y sanos. Revisa su dieta y consulta a un nutricionista si tienes dudas. Y no olvides que PediaSure® puede ser un complemento nutricional para asegurar que reciban todos los nutrientes esenciales.