El reflujo en bebés es muy común. Conoce qué es, cómo ocurre, sus síntomas, y cómo hacer sentir mejor a tus hijos.
El reflujo en bebés es común y ocurre cuando devuelven lo que comen. Técnicamente, el reflujo es el retorno de alimentos desde el estómago al esófago y, a veces, hasta la boca. Es un proceso fisiológico que ocurre con más frecuencia en los primeros meses de vida.
Normalmente, el reflujo va desapareciendo con el paso del tiempo, en la medida que el bebé crece, se sienta y la fisiología del tracto digestivo logra su adecuada función.
El reflujo sucede por múltiples causas, entre ellas a la poca madurez de la unión del estómago y el esófago; la cantidad de comida que el bebé debe recibir en relación con su peso; y la posición del bebé que frecuentemente está acostado.
Todos estos factores determinan que en los primeros meses de vida sea muy frecuente que se devuelva el contenido del estómago, incluso hasta la boca.
El reflujo es un proceso natural que se da en todas las edades, aunque es más frecuente en los lactantes por los factores que te hemos contado. El reflujo es normal, siempre que no produzca enfermedad o sus síntomas sean muy molestos, alterando la calidad de vida del bebé.
Aunque los bebés regurgitan y vomitan con frecuencia, esto va disminuyendo progresivamente en su crecimiento y suele terminar de forma espontánea entre los 12 y 14 meses de edad. La disminución de los síntomas está ligada al mejor control de la cabeza, el poder sentarse y la introducción de alimentos sólidos.
Así que, si tu hijo está sano, contento, y su crecimiento es normal, el reflujo no debe generar ninguna preocupación.
Sin embargo, debes estar alerta cuando el reflujo en tu bebé va asociado a otros síntomas o si persiste después del primer año y medio de una manera constante. De ser así, se considera una enfermedad y se le conoce como ERGE: enfermedad por reflujo gastroesofágico.
Generalmente, el reflujo no debe causar preocupación, sin embargo, hay síntomas de alerta que siempre debes comentar con el pediatra del bebé:
• No aumenta de peso.
• Regurgita constantemente y con fuerza, lo que hace que el contenido del estómago sea expulsado desde la boca, como un proyectil.
• Regurgita líquido verde.
• Regurgita sangre o un material que se parece al sedimento del café.
• Se niega a comer.
• Tiene sangre en la deposición.
• Tiene dificultad para respirar o tos crónica.
• Se encuentra inusualmente irritable después de comer.
El reflujo desaparece con el tiempo. Por lo tanto, solo es cuestión de paciencia. Sin embargo, te brindamos algunas formas para minimizar la recurrencia del reflujo en tus bebés:
• Haz que eructe algunas veces durante las pausas naturales de cada alimentación.
• Mantén a tu bebé en posición vertical durante 15 minutos después de haber comido y vigílalo de cerca en este periodo.
• Evita sentarlo, pues esto puede empeorar el reflujo.
• Suminístrale cantidades de comida más pequeñas y con más frecuencia, en lugar de cantidades grandes y menos regulares.
• Llévalo a los controles de pediatría indicados para un adecuado seguimiento de su crecimiento y desarrollo. Consulta siempre los síntomas con tu pediatra.