El estreñimiento tiene que ver con la dificultad que le supone evacuar al bebé. Es decir, cuando le produce molestia o dolor.
La frecuencia de las deposiciones varía con la edad y el tipo de alimentación de los bebés. Los recién nacidos, por ejemplo, suelen tener deposiciones escasas después de cada alimentación. En general, los bebés que son alimentados con leche humana tienen más evacuaciones que los bebés que consumen fórmula.
En el primer año, la frecuencia de las deposiciones va disminuyendo progresivamente, variando de dos a cuatro al día y después de estos 12 meses suelen reducirse a una o dos diarias.
Las deposiciones duras están relacionadas con la escasa cantidad de agua que contienen y si bien esto esta relacionado a su ingesta, también es determinado por el tránsito intestinal.
Algunos factores que pueden contribuir al estreñimiento son:
Esta es una condición transitoria, distinta al estreñimiento, que se presenta mientras el bebé logra controlar el aumento de la presión en su barriguita y luego la relajación para evacuar.
Siempre que tu bebé tenga estreñimiento debes acudir al médico para escoger el mejor tratamiento de para tu bebé.
En primer lugar, tener estreñimiento no implica “sufrir” del mismo. El estreñimiento es una condición que puede acompañar a las personas durante toda su vida, pero que tiene tratamientos muy eficientes en la mayoría de los casos y por eso es importante, como primera medida, consultar al médico pediatra, quien lo evaluará descartando enfermedades asociadas y tomará las medidas correspondientes.
Algunas recomendaciones generales son:
Consulta con tu pediatra el mejor tratamiento para el estreñimiento de tu bebé, garantizando su adecuado crecimiento y desarrollo.